viernes, 1 de marzo de 2013

El camino del hèroe.


Los héroes griegos, como muchos héroes de las historias más modernas, recorren
un camino propio –cada uno el suyo– que, sin embargo, según los estudiosos de
la literatura, guarda ciertas similitudes con el recorrido de los demás héroes.
Efectivamente, en todo relato puede descubrirse un momento inicial: el héroe
vive en un mundo más o menos habitual, con los miembros de su familia,
aprendiendo y experimentando como cualquier niño. Un día, sin embargo, siendo
todavía muy joven, al héroe se le presenta un desafío: tal vez su patria esté
en guerra, tal vez desee conocer a su padre que habita en un reino lejano… Lo
cierto es que la tranquilidad de la vida diaria empieza a transformarse. El héroe
abandona su mundo familiar, su niñez, su infancia, y se dirige hacia un mundo
nuevo, desconocido para él, a veces mágico. Allí encuentra amigos y enemigos,
descubre aliados y amenazas, y observa y descifra las nuevas reglas, las del espacio
al que acaba de arribar.
Un día, finalmente, por alguna razón, el héroe deberá salir a enfrentar la
prueba más grande, un obstáculo que parece invencible, tendrá que derrotar a
un monstruo, vencer a un enemigo poderoso. Es el
momento del viaje, y el héroe parte.
En el trayecto, se revelarán los verdaderos
aliados, que le aportarán ideas u objetos reales y
mágicos para derrotar al monstruo, y los verdaderos
enemigos, los que desean su muerte. El viaje,
lleno de temores por lo que va a ocurrir, así como
el enfrentamiento y la lucha con el enemigo, dejará
sus huellas en el joven héroe que partió de su
patria. Después de la lucha, cuando emprenda el
regreso al mundo cotidiano, ya no será el mismo:
si partió inexperto, volverá habiendo conocido el
amor y enfrentado a la muerte; si partió como un
príncipe valiente pero despreocupado, volverá para
ser rey y responsable de su pueblo; en fin, si
partió como un joven, volverá siendo un adulto. En
algunos casos, el héroe ni siquiera es reconocido
por su familia y su pueblo, pues tantos son los
cambios que ya no es el mismo que partió un día.
El camino del héroe, dicen algunos, es el camino
de la vida: el niño vive protegido en los cuidados
del mundo familiar hasta que empieza a alejarse de
él, poco a poco, al principio siendo aún bastante niño,
más adelante como un joven que comienza a
descubrir el mundo de los adultos. Los peligros, las
pruebas, las dificultades y los enfrentamientos son
inevitables. El joven siempre debe luchar contra algún
monstruo que está frente a él e incluso con alguna
fiera que está dentro de su corazón. Cuando el
joven derrota al monstruo, ya no es un joven: es un
hombre, fuerte y responsable de su propio destino.

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